Como dato de interés, yo me alojé en Amberes y desde ahí realicé viajes en tren a Brujas, Gante y Bruselas. Lo que yo hice fue comprarme un GoPass, es un bono de 10 viajes que te permite ir a cualquier ciudad de Bélgica. El bono cuesta unos 50 euros, pero podéis utilizarlo las personas que queráis. En mi caso, dos personas utilizamos un GoPass para realizar estos viajes, e incluso nos sobraron dos trayectos. Es muy importante que en el GoPass anotéis bien el origen y el destino, ya que en todos los trenes pasa un revisor y os puede multar.
AMBERES
Mi primera parada fue Amberes. Cogí el tren desde el Aeropuerto de Zaventem, y llegué en apenas 20 minutos. Lo primero que me impresionó fue su estación central, llamada Antwerppen Centraal, está situada en el centro de la ciudad y tanto por fuera como por dentro es una auténtica maravilla.
Anduve por su calle comercial, Meir Straat, una gran avenida con multitud de tiendas. En ella se encuentra Christmas World, una tienda que vende artículos de Navidad durante todo el año, vale la pena entrar solo por perderte en ella y contagiarte de su espíritu navideño.
Recorrí las calles de la ciudad, y encontré tiendecitas y rincones con mucho encanto.
Más adelante, llegué a la Plaza Mayor de Amberes, una plaza bastante coqueta, presidida por una fuente en el centro.
Al lado, se encuentra la Catedral de Amberes, dedicada a la virgen María y de estilo gótico, es la más grande de Bélgica y una de las catedrales góticas más importantes de Europa. Una auténtica obra arquitectónica. Frente a ella se encuentra una escultura de Nello & Patrasche, un niño y un perro protagonistas de una historia de verdadera amistad desarrollada en Amberes.
Algo curioso, que yo al menos no sabía, es que Amberes cuenta con un pequeño Barrio Rojo, similar al de Ámsterdam. Yo lo descubrí caminando hacia el río Scholda. En el puerto del río vi el atardecer, un lugar precioso para verlo. La gente se suele reunir en el muelle a la hora de comer y a la caída del sol. Al lado del muelle hay un castillo, el Castillo Steen, formó parte de la fortaleza medieval de la ciudad.
GANTE
En Gante estuve una mañana, pero me gustó muchísimo. Es una ciudad bastante grande, pero muy bonita. Tiene varias iglesias y edificios preciosos, y mil callejuelas por donde puedes perderte.
Algo curioso es que en Gante hay un callejón que es el único en toda la ciudad donde se pueden pintar las paredes, y por eso está lleno de graffitis. El callejón se llama Warregaren Straat, está un poco escondido así que para encontrarlo os recomiendo que uséis el Google Maps; pero vale la pena verlo.
Por último, paseamos por la orilla del río Lys, llena de gente sentada, comiendo y charlando. Un lugar lleno de vida y, sin duda, mi sitio favorito de la ciudad.
BRUJAS
En Brujas estuve una tarde. Para mi gusto uno de los sitios más monos en los que he estado, cada calle, cada edificio... Todo es especial. Eso sí, bastante abarrotado de turistas, pero merece muchísimo la pena conocerlo. Parece sacado de un cuento.
Bruselas, la capital belga, fue para mí un auténtico descubrimiento. No sabía que esta ciudad era tan bonita.
Nada más salir de la estación de tren, fui al Mont des Arts, un mirador con unos jardines a sus pies.
Tras andar un poco más, me encontré con una auténtica maravilla: La Catedral de Notre Dame du Sablon, que tiene enfrente el Parque Square du Petite Sablon.
También vi el famoso Manneken Pis, que estaba rodeado de un montón de cámaras de turistas curiosos.
El Palacio Real de Bruselas, que me recordó muchísimo al Palacio Real de Madrid.
Mi gran descubrimiento, y lo que sin ninguna duda, más me gustó de Bruselas: La Grand Place. Una auténtica preciosidad. La plaza más impresionante en la que he estado. Las fotos no le hacen justicia...
Por último, tengo que decir que Bruselas es bastante grande, en este día vi lo más céntrico y esencial; el Atomium, por ejemplo, quedaba muy lejos de la estación de tren, así que no lo pude ver.
Y por supuesto, no podéis iros de Bélgica sin probar uno de sus deliciosos gofres.
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