Tras casi 44 años desde la partición de Chipre, y a pesar de haber estado muy cerca de la reunificación en 2017, la situación en la isla sigue siendo la misma: una frontera física y cultural entre turcochipriotas y grecochipriotas
Cascos azules patrullan a lo largo de la Línea Verde en bicicleta, 2009. (Agence France-Presse)
Chipre
es una isla que se encuentra en el mar Mediterráneo, al sur de Turquía. Cuenta con
un total de 1 millón 120 mil habitantes, y con 240 km de longitud por 100 km de
ancho. Siempre ha sido considerado un país realmente estratégico ya que además
del mar, cuenta con extracciones de gas y petróleo, y se encuentra muy cerca de
países asiáticos como Israel, Turquía, Egipto y Siria; a pesar de encontrarse
geográficamente mucho más próximo al suroeste de Asia, por motivos culturales y
políticos es considerado un país europeo. Nicosia, su capital, es la única
ciudad en el mundo que actualmente está dividida en dos, conformada por: la
parte grecochipriota y la parte turcochipriota. La frontera que separa estas
dos zonas se denomina Línea Verde; si un ciudadano de una zona quiere cruzar la
frontera para pasar a la otra, necesita el pasaporte y un visado para poder
regresar al otro lado.
Chipre
a lo largo de su historia ha sido colonizado por hititas, asirios, egipcios,
persas, ptoloemos, romanos, bizantinos, lusignanos, venecianos, ingleses y
turcos.
En
el año 333 a.C. la isla fue conquistada por Alejandro Magno, pasando a formar
parte de Grecia, y por tanto del Imperio romano. Esto explica el origen de la
vinculación tan fuerte que sigue existiendo entre Grecia y Chipre, y la causa
por la que la mayor parte de su población habla griego, seguido del inglés y el
turco como idiomas oficiales. Además, también existe un dialecto del griego
denominado chipriota que tiene gran cantidad de términos provenientes del
latín.
Cuando
el Imperio romano en el siglo IV a.C. sufrió la división entre la zona oriental
y la occidental, Chipre fue integrado en el Imperio bizantino. Esto provocó que
el cristianismo pasase a ser la religión predominante de la región. La isla fue
muy importante para el Imperio bizantino y formó parte de él hasta el inicio de
las cruzadas. En la tercera cruzada, que tuvo lugar entre 1187 y 1191, fue conquistada por el entonces rey de
Inglaterra Ricardo Corazón de León, quien la renombró Reino de Chipre y
reemplazó la iglesia católica por la ortodoxa.
Años
más tarde, fue conquistada por la República de Venecia, un país independiente
que dominaba gran parte del Mediterráneo. Pero en 1453 los turcos conquistaron
Constantinopla, y en 1570 consiguieron conquistar Chipre tras una muy buena
resistencia veneciana, lo que significó la integración de Chipre en el Imperio
otomano. Los otomanos gobernaron la isla mediante el sistema Millet, que
consistía en la división de la población por comunidades religiosas,
denominadas millets, las cuales se gobernaban a sí mismas bajo su propio
sistema y este se encontraba a su vez bajo el sistema predominante musulmán.
Así Chipre dejó de ser un país católico, se consolidó la iglesia ortodoxa y se
introdujo el islam. Los turcos brindaron de gran autonomía a la comunidad griega,
y la iglesia pasó a ser guardián del legado griego, símbolo que se mantiene
hasta la actualidad.
Con
la construcción del canal de Suez en Egipto, Gran Bretaña comenzó a mostrar
gran interés por Chipre. El Imperio otomano, en 1878, le cedió Chipre al británico
con la condición de que este le brindase apoyo en la guerra ruso-turca.
En
1913, Creta se unió a Grecia, esta unión inició un movimiento similar en Chipre
que favorecía la integración de Chipre en Grecia. La mayoría de los griegos, y
por ende la iglesia ortodoxa, estaban de acuerdo con esta unión, pero esta
nunca llegó a consolidarse.
Tras
la Segunda Guerra Mundial, las presiones para la unión a Grecia aumentaron por
parte de los grecochipriotas. Reino Unido concedió la independencia a Chipre en
1960, pero sin permitir la unión a Grecia, ya que los turcochipriotas se
negaban, y con la condición de tener libre acceso a sus puertos y
aeropuertos. Gran Bretaña sigue
contando actualmente con varias bases militares en las costas grecochipriotas.
Tras
nombrar a Chipre como un país independiente, se trató de estabilizar a las
comunidades griegas y turcas, teniendo en cuenta la diferencia entre la
población total constituida por un 70%
de origen griego, y un 30% de origen turco. Para el equilibrio de ambas comunidades se
creó una constitución que instauraba una República bicomunal con estatus
igualatorio de ambas comunidades, es decir, el poder ejecutivo residía en un
presidente representante de la comunidad greco-chipriota y en un vicepresidente
de la turco-chipriota; estos eran elegidos por sus respectivas comunidades por
sufragio universal. El Consejo de Ministros y el Parlamento también contaban
con una consonancia entre las dos minorías.
Además,
el poder legislativo contaba con integrantes votados por cada comunidad en
relación 70/30. Cada comunidad tenía su
propia cámara bicomunal con autoridad sobre el ámbito religioso y cultural,
entre otros. Grecia, Turquía y Reino
Unido fueron nombradas potencias garantes, es decir, poseían derecho a intervenir
si el régimen constitucional se encontraba bajo algún tipo de amenaza. Esta
situación generó diversas crisis constitucionales que propiciaron la retirada
de los turcochipriotas del gobierno en varias ocasiones.
El
líder grecochipriota, Makarios III, contrario a esta igualdad intercomunal,
pretendió eliminar el derecho a veto de los turcochipriotas modificando la
constitución. El rechazo de los turcochipriotas al respecto generó numerosas
acciones violentas que tuvieron lugar durante 1963 y 1967, como los disparos
del 21 de diciembre de 1963. Los turcochipriotas tras estos acontecimientos, se
sintieron forzados a abandonar algunas zonas de la isla, recluyéndose en
colonias y abandonando sus empleos. Estos hechos tuvieron como consecuencia la
separación de facto de Nicosia. El Consejo de Seguridad de la ONU autorizó en
1964 la instauración de la Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento
de la Paz en Chipre (UNFICYP), encargada de evitar la reanudación de los
enfrentamientos entre turcochipriotas y grecochipriotas, la cual sigue en
funcionamiento actualmente.
Once
años más tarde, en 1974, tuvo lugar un golpe de estado en la isla contra el
gobierno de Makarios III. Este golpe de estado fue dirigido por un grupo de
militares griegos y grecochipriotas que tenían la intención de revivir la
enosis, la unión de Chipre con Grecia, por medio del propósito de ocupar
Nicosia. Este golpe de estado tuvo el apoyo de la entonces denominada Dictadura
de los Coroneles, la cual gobernó Grecia durante 1967 y 1974. En julio de 1974
tuvo lugar la denominada Operación Atila, una masiva invasión del sector norte
de Chipre, que constituye el 38% del territorio total de la isla. Los
turcochipriotas establecieron en 1975 un gobierno independiente que llamaron
Estado Federado Turco de Chipre. Unos 160.000 grecochipriotas que vivían en el
norte huyeron o fueron expulsados al sur, y unos 50.000 turcochipriotas del sur
se establecieron en el norte, en las propiedades de los grecochipriotas
desplazados.
La
ONU frente a esta situación, logró tomar el mando inmovilizando a las dos
fuerzas y decretando una frontera oficial desmilitarizada entre el tercio norte
y la zona sur, conocida por el nombre de Línea Verde. En 1983 los turcochipriotas
realizaron una declaración de independencia proclamando la República Turca del
Norte de Chipre; el sur permaneció bajo el control de la República de Chipre.
La República Turca del Norte de Chipre actualmente no ha sido reconocida a
nivel internacional, debido a que no cumple con los Acuerdos de Londres y
Zúrich de 1959, ni con los tratados de Alianza y Garantía de 1960, mediante los
que Reino Unido formalizó la independencia de Chipre.
Con
el pretexto de proteger a la población turca e imposibilitar la unión de Chipre
con Grecia, la Organización para la Cooperación Islámica, un organismo
internacional que agrupa a los estados de confesión musulmana, reconoce a la
República Turca del Norte de Chipre como un estado constituyente de una Chipre
unida, bajo el nombre de Estado Turco Chipriota.
La ONU en diversas ocasiones ha intentado
resolver el conflicto sin éxito. Las propuestas realizadas por el Secretario
General de las Naciones Unidas en 1984, 1986 y 1992 fueron rechazadas por los
grecochipriotas al no admitir la igualdad política entre las dos comunidades.
Otros intentos de solución al conflicto fracasaron en 1996 y 1997, a causa de
que los turcochipriotas reclamaban ser reconocidos como Estado independiente. En
2002, el entonces Secretario General de la ONU, Kofi Annan, presentó el Plan de
Naciones Unidas para la Reunificación de Chipre, con el que se pretendía crear
una República Federal en Chipre con un gobierno de carácter rotatorio, y
establecer conceptos que provocaron fuertes reticencias entre la comunidad
griega. Revisado en 2003, se establecía la creación de una federación de dos
estados: el Estado Grecochipriota y el Estado Turcochipriota, unidos
conjuntamente por un gobierno federal con escaso poder. En 2003 se logró que
las autoridades turcochipriotas del norte relajaran las restricciones de la
Línea Verde, y ambas comunidades pudieron atravesarla por primera vez tras 30
años. Al año siguiente, el plan de paz de Annan fue presentado a su
ratificación en referéndum en ambas comunidades; los turcochipriotas, aprobaron
la propuesta por el 65% de su población; en cambio, la comunidad
grecochipriota, rechazó el plan reclamando el "exceso de poderes" que
se le ofrecía a la parte turca, y con ello, acabaron con todas las esperanzas
de que una Chipre unificada pudiera acceder a la Unión Europea en mayo del 2004.
La causa principal de la imposibilidad de la unificación es la oposición griega
a que no todos los refugiados grecochipriotas puedan volver a sus casas, que
las tropas turcas puedan permanecer en la isla indefinidamente y que también lo
hagan los 45.000 colonos turcos
afincados en la misma. Ante esto, se decide que todo el territorio de
Chipre pasase a formar parte de la Unión Europea y a la moneda común en 2004.
Por tanto, a ojos de la Unión Europea el conjunto de la isla se encuentra
dentro de su territorio, pero sin aplicar el acerbo comunitario en el tercio
norte, es decir, la zona turcochipriota no cuenta con las obligaciones,
derechos ni beneficios que suponen ser miembro de la Unión Europea. A pesar de
esto, considerando a los turcochipriotas ciudadanos pero negando la autonomía
turca, la UE proporciona ayudas económicas a la zona norte
para evitar una ruptura mucho mayor entre ambas comunidades.
En
la actualidad, los greco y turcochipriotas han acordado muchos aspectos para la
constitución de un Chipre unido, que se organizaría como federación bizonal y
bicomunal plenamente integrada en la Unión Europea, donde cada comunidad
tendría su Administración. Incluso los líderes de ambas comunidades han
mostrado voluntad para cerrar viejas heridas, y parece que Turquía también está
dispuesta a lograr un avance. Aunque aún quedan muchos puntos que resolver, la
zona sur sigue reclamando que los grecochipriotas tengan derecho a regresar a
las propiedades que tuvieron que abandonar en 1974, los turcochipriotas por su
parte reclaman la garantía de una seguridad a su favor una vez que los 30.000
soldados turcos tengan que abandonar la isla, también se plantea quién actuaría
entonces como garante: ¿la Unión Europea o Reino Unido?; Otro de los dilemas
principales es la repartición del territorio y de los poderes en la futura Federación.
La situación en la actualidad sigue siendo la
misma, aunque la unificación parece estar cada vez más cerca. La opinión entre
la población de ambas comunidades es muy diversa. Büsra Koruk Danko, es cajera,
tiene 27 años, y sus padres son de origen turco. Nació en la República Turca de
Chipre y actualmente vive en Kyrenia, ciudad costera de la zona turca.
"Mis padres vinieron a Chipre tras la guerra en 1975, yo nací aquí, tengo
nacionalidad turcochipriota", nos cuenta. Büsra confiesa que se siente insignificante para el resto del
mundo: "Todo el mundo se refiere a la zona griega como Chipre, pero la
República Turca del Norte de Chipre nunca es mencionada, ya que muy pocos
países la reconocen como tal; así que para el resto del mundo yo no soy nadie…
Quiero que todos seamos chipriotas, y que vivamos en un único Chipre".
Büsra explica que uno de los mayores problemas para los ciudadanos que ocupan
la zona norte es el del pasaporte: "Yo tengo el carné de identidad del
Norte de Chipre y pasaporte turco gracias a mis padres, por ello puedo viajar,
aunque no a todas partes"; en comparación con el resto se declara a sí
misma muy afortunada: "Tengo muchos amigos aquí que únicamente tienen el
pasaporte o el carné de identidad del norte de Chipre, y con ellos no pueden viajar al resto del
mundo, solo pueden viajar a Turquía". La turcochipriota nos muestra sus
deseos hacia la unificación de Chipre como un único país, y nos expresa sus
miedos ante el porvenir de sus futuros hijos: "Quiero que seamos un único
país. Un país real, no fantasma. Quiero que cuando me case con mi pareja, el
mundo entero reconozca nuestro matrimonio. Quiero que mis hijos tengan un buen
futuro. Quiero que la parte turca sea completamente europea". También
comparte su deseo por que se consiga un acuerdo de paz entre las dos
comunidades, y se olviden los errores del pasado: "Necesitamos vivir en
paz, los turcos y los griegos no somos enemigos, somos vecinos"; añadiendo:
"La República Turca del Norte de Chipre no puede ser un país, somos un
país pirata". En relación con Turquía y su papel en el norte de Chipre,
nos cuenta: "Turquía nos ha dado mucho, pero por otro lado nos ha quitado
mucho más". Finalmente, concluye: "Quiero que el mundo reconozca mi
país, no quiero que mis hijos vivan en una república fantasma". Büsra es
una de los muchos ciudadanos que tienen esperanza y desean que algún día Chipre
sea capaz de curar sus heridas internas, olvidar su pasado, y poder constituir
un país fuerte, unido y equilibrado.
El psicólogo Arif Haydar, de 24 años, procedente de
Azerbaiyán pero residente en Kyrenia desde hace cuatro años y con orígenes
turcos; nos cuenta que se vino a vivir a Chipre porque considera que a pesar de
ser un país pequeño tiene todo lo necesario para vivir bien. Arif reafirma continuamente
su postura sobre la situación actual de Chipre, declarando: "Creo que mantener
la frontera es lo mejor que se puede hacer. Ninguna de las dos zonas está
dispuesta a compartir su territorio, y todos sabemos que los griegos sienten
mucho odio hacia los turcos (…) Hubo una guerra de por medio, hubo sangre… No
importa el tiempo que pase. Por supuesto me encantaría que no hubiese una
frontera, pero es muy difícil o casi imposible romper el sistema que se ha
establecido ". Además, hace énfasis en que las personas que nacen en
Chipre son consideradas ciudadanos de la Unión Europea, y por tanto, tienen
derecho a tener pasaporte europeo; sin embargo, los ciudadanos turcos y el resto
de ciudadanos no tienen esa opción. Al respecto del papel que ha jugado la
Unión Europea en este asunto desde la división entre las dos partes, cree que
la Unión Europea no ha hecho nada para apaciguar el conflicto: "Creo que
la Unión Europea no toma partido en este conflicto, ya que la República Turca
del Norte de Chipre se encuentra bajo el gobierno turco". A pesar de esto,
confiesa: "Llevo viviendo en Chipre cuatro años, y por suerte",
refiriéndose al conflicto entre las comunidades greco-turcas, "he estado a
gusto y no he vivido ninguna experiencia negativa al respecto, pero creo que
todos han cometido sus errores y sus aciertos".
Dos comunidades, un mismo territorio, separadas y
enfrentadas por brechas del pasado imposibles de curar hasta el momento, y por
una frontera física y cultural construida por el miedo, la incertidumbre y el
rencor. Algunos habitantes, como Büsra, sueñan y confían en vivir algún día en
un país unido, sin conflictos, y reconocido en el mundo entero. Otros, como
Arif, aunque desean lo mismo, ya han perdido la esperanza ante una posible
solución y creen que la situación actual es la mejor opción.
Bandera turca y turco-chipriota en la ladera de la montaña de los Pentadaktylos de cara a la parte sur de Chipre, la zona griega. Con la frase de Kemal Ataturk, primer presidente de la República Turca: "Un mutlu turkum diyene" (Feliz es aquel que dice "yo soy turco"). (Los Viajeros) |
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