martes, 23 de octubre de 2018

Las heridas abiertas de Chipre


Tras casi 44 años desde la partición de Chipre, y a pesar de haber estado muy cerca de la reunificación en 2017, la situación en la isla sigue siendo la misma: una frontera física y cultural entre turcochipriotas y grecochipriotas

Cascos azules patrullan a lo largo de la Línea Verde en bicicleta, 2009. (Agence France-Presse)


Chipre es una isla que se encuentra en el mar Mediterráneo, al sur de Turquía. Cuenta con un total de 1 millón 120 mil habitantes, y con 240 km de longitud por 100 km de ancho. Siempre ha sido considerado un país realmente estratégico ya que además del mar, cuenta con extracciones de gas y petróleo, y se encuentra muy cerca de países asiáticos como Israel, Turquía, Egipto y Siria; a pesar de encontrarse geográficamente mucho más próximo al suroeste de Asia, por motivos culturales y políticos es considerado un país europeo. Nicosia, su capital, es la única ciudad en el mundo que actualmente está dividida en dos, conformada por: la parte grecochipriota y la parte turcochipriota. La frontera que separa estas dos zonas se denomina Línea Verde; si un ciudadano de una zona quiere cruzar la frontera para pasar a la otra, necesita el pasaporte y un visado para poder regresar al otro lado.
Chipre a lo largo de su historia ha sido colonizado por hititas, asirios, egipcios, persas, ptoloemos, romanos, bizantinos, lusignanos, venecianos, ingleses y turcos.
En el año 333 a.C. la isla fue conquistada por Alejandro Magno, pasando a formar parte de Grecia, y por tanto del Imperio romano. Esto explica el origen de la vinculación tan fuerte que sigue existiendo entre Grecia y Chipre, y la causa por la que la mayor parte de su población habla griego, seguido del inglés y el turco como idiomas oficiales. Además, también existe un dialecto del griego denominado chipriota que tiene gran cantidad de términos provenientes del latín.
Cuando el Imperio romano en el siglo IV a.C. sufrió la división entre la zona oriental y la occidental, Chipre fue integrado en el Imperio bizantino. Esto provocó que el cristianismo pasase a ser la religión predominante de la región. La isla fue muy importante para el Imperio bizantino y formó parte de él hasta el inicio de las cruzadas. En la tercera cruzada, que tuvo lugar entre 1187 y 1191,  fue conquistada por el entonces rey de Inglaterra Ricardo Corazón de León, quien la renombró Reino de Chipre y reemplazó la iglesia católica por la ortodoxa.
Años más tarde, fue conquistada por la República de Venecia, un país independiente que dominaba gran parte del Mediterráneo. Pero en 1453 los turcos conquistaron Constantinopla, y en 1570 consiguieron conquistar Chipre tras una muy buena resistencia veneciana, lo que significó la integración de Chipre en el Imperio otomano. Los otomanos gobernaron la isla mediante el sistema Millet, que consistía en la división de la población por comunidades religiosas, denominadas millets, las cuales se gobernaban a sí mismas bajo su propio sistema y este se encontraba a su vez bajo el sistema predominante musulmán. Así Chipre dejó de ser un país católico, se consolidó la iglesia ortodoxa y se introdujo el islam. Los turcos brindaron de gran autonomía a la comunidad griega, y la iglesia pasó a ser guardián del legado griego, símbolo que se mantiene hasta la actualidad.
Con la construcción del canal de Suez en Egipto, Gran Bretaña comenzó a mostrar gran interés por Chipre. El Imperio otomano, en 1878, le cedió Chipre al británico con la condición de que este le brindase apoyo en la guerra ruso-turca.
En 1913, Creta se unió a Grecia, esta unión inició un movimiento similar en Chipre que favorecía la integración de Chipre en Grecia. La mayoría de los griegos, y por ende la iglesia ortodoxa, estaban de acuerdo con esta unión, pero esta nunca llegó a consolidarse.
Tras la Segunda Guerra Mundial, las presiones para la unión a Grecia aumentaron por parte de los grecochipriotas. Reino Unido concedió la independencia a Chipre en 1960, pero sin permitir la unión a Grecia, ya que los turcochipriotas se negaban, y con la condición de tener libre acceso a sus puertos y aeropuertos.   Gran Bretaña sigue contando actualmente con varias bases militares en las costas grecochipriotas.
Tras nombrar a Chipre como un país independiente, se trató de estabilizar a las comunidades griegas y turcas, teniendo en cuenta la diferencia entre la población total constituida por un 70%  de origen griego, y un 30% de origen turco.  Para el equilibrio de ambas comunidades se creó una constitución que instauraba una República bicomunal con estatus igualatorio de ambas comunidades, es decir, el poder ejecutivo residía en un presidente representante de la comunidad greco-chipriota y en un vicepresidente de la turco-chipriota; estos eran elegidos por sus respectivas comunidades por sufragio universal. El Consejo de Ministros y el Parlamento también contaban con una consonancia entre las dos minorías.
Además, el poder legislativo contaba con integrantes votados por cada comunidad en relación 70/30. Cada comunidad tenía  su propia cámara bicomunal con autoridad sobre el ámbito religioso y cultural, entre otros. Grecia, Turquía y Reino Unido fueron nombradas potencias garantes, es decir, poseían derecho a intervenir si el régimen constitucional se encontraba bajo algún tipo de amenaza. Esta situación generó diversas crisis constitucionales que propiciaron la retirada de los turcochipriotas del gobierno en varias ocasiones.


El líder grecochipriota, Makarios III, contrario a esta igualdad intercomunal, pretendió eliminar el derecho a veto de los turcochipriotas modificando la constitución. El rechazo de los turcochipriotas al respecto generó numerosas acciones violentas que tuvieron lugar durante 1963 y 1967, como los disparos del 21 de diciembre de 1963. Los turcochipriotas tras estos acontecimientos, se sintieron forzados a abandonar algunas zonas de la isla, recluyéndose en colonias y abandonando sus empleos. Estos hechos tuvieron como consecuencia la separación de facto de Nicosia. El Consejo de Seguridad de la ONU autorizó en 1964 la instauración de la Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre (UNFICYP), encargada de evitar la reanudación de los enfrentamientos entre turcochipriotas y grecochipriotas, la cual sigue en funcionamiento actualmente.
Once años más tarde, en 1974, tuvo lugar un golpe de estado en la isla contra el gobierno de Makarios III. Este golpe de estado fue dirigido por un grupo de militares griegos y grecochipriotas que tenían la intención de revivir la enosis, la unión de Chipre con Grecia, por medio del propósito de ocupar Nicosia. Este golpe de estado tuvo el apoyo de la entonces denominada Dictadura de los Coroneles, la cual gobernó Grecia durante 1967 y 1974. En julio de 1974 tuvo lugar la denominada Operación Atila, una masiva invasión del sector norte de Chipre, que constituye el 38% del territorio total de la isla. Los turcochipriotas establecieron en 1975 un gobierno independiente que llamaron Estado Federado Turco de Chipre. Unos 160.000 grecochipriotas que vivían en el norte huyeron o fueron expulsados al sur, y unos 50.000 turcochipriotas del sur se establecieron en el norte, en las propiedades de los grecochipriotas desplazados. 
La ONU frente a esta situación, logró tomar el mando inmovilizando a las dos fuerzas y decretando una frontera oficial desmilitarizada entre el tercio norte y la zona sur, conocida por el nombre de Línea Verde. En 1983 los turcochipriotas realizaron una declaración de independencia proclamando la República Turca del Norte de Chipre; el sur permaneció bajo el control de la República de Chipre. La República Turca del Norte de Chipre actualmente no ha sido reconocida a nivel internacional, debido a que no cumple con los Acuerdos de Londres y Zúrich de 1959, ni con los tratados de Alianza y Garantía de 1960, mediante los que Reino Unido formalizó la independencia de Chipre.
Con el pretexto de proteger a la población turca e imposibilitar la unión de Chipre con Grecia, la Organización para la Cooperación Islámica, un organismo internacional que agrupa a los estados de confesión musulmana, reconoce a la República Turca del Norte de Chipre como un estado constituyente de una Chipre unida, bajo el nombre de Estado Turco Chipriota.
La ONU en diversas ocasiones ha intentado resolver el conflicto sin éxito. Las propuestas realizadas por el Secretario General de las Naciones Unidas en 1984, 1986 y 1992 fueron rechazadas por los grecochipriotas al no admitir la igualdad política entre las dos comunidades. Otros intentos de solución al conflicto fracasaron en 1996 y 1997, a causa de que los turcochipriotas reclamaban ser reconocidos como Estado independiente. En 2002, el entonces Secretario General de la ONU, Kofi Annan, presentó el Plan de Naciones Unidas para la Reunificación de Chipre, con el que se pretendía crear una República Federal en Chipre con un gobierno de carácter rotatorio, y establecer conceptos que provocaron fuertes reticencias entre la comunidad griega. Revisado en 2003, se establecía la creación de una federación de dos estados: el Estado Grecochipriota y el Estado Turcochipriota, unidos conjuntamente por un gobierno federal con escaso poder. En 2003 se logró que las autoridades turcochipriotas del norte relajaran las restricciones de la Línea Verde, y ambas comunidades pudieron atravesarla por primera vez tras 30 años. Al año siguiente, el plan de paz de Annan fue presentado a su ratificación en referéndum en ambas comunidades; los turcochipriotas, aprobaron la propuesta por el 65% de su población; en cambio, la comunidad grecochipriota, rechazó el plan reclamando el "exceso de poderes" que se le ofrecía a la parte turca, y con ello, acabaron con todas las esperanzas de que una Chipre unificada pudiera acceder a la Unión Europea en mayo del 2004. La causa principal de la imposibilidad de la unificación es la oposición griega a que no todos los refugiados grecochipriotas puedan volver a sus casas, que las tropas turcas puedan permanecer en la isla indefinidamente y que también lo hagan los 45.000 colonos turcos  afincados en la misma. Ante esto, se decide que todo el territorio de Chipre pasase a formar parte de la Unión Europea y a la moneda común en 2004. Por tanto, a ojos de la Unión Europea el conjunto de la isla se encuentra dentro de su territorio, pero sin aplicar el acerbo comunitario en el tercio norte, es decir, la zona turcochipriota no cuenta con las obligaciones, derechos ni beneficios que suponen ser miembro de la Unión Europea. A pesar de esto, considerando a los turcochipriotas ciudadanos pero negando la autonomía turca, la UE proporciona ayudas económicas a la zona norte para evitar una ruptura mucho mayor entre ambas comunidades.
En la actualidad, los greco y turcochipriotas han acordado muchos aspectos para la constitución de un Chipre unido, que se organizaría como federación bizonal y bicomunal plenamente integrada en la Unión Europea, donde cada comunidad tendría su Administración. Incluso los líderes de ambas comunidades han mostrado voluntad para cerrar viejas heridas, y parece que Turquía también está dispuesta a lograr un avance. Aunque aún quedan muchos puntos que resolver, la zona sur sigue reclamando que los grecochipriotas tengan derecho a regresar a las propiedades que tuvieron que abandonar en 1974, los turcochipriotas por su parte reclaman la garantía de una seguridad a su favor una vez que los 30.000 soldados turcos tengan que abandonar la isla, también se plantea quién actuaría entonces como garante: ¿la Unión Europea o Reino Unido?; Otro de los dilemas principales es la repartición del territorio y de los poderes  en la futura Federación.
 La situación en la actualidad sigue siendo la misma, aunque la unificación parece estar cada vez más cerca. La opinión entre la población de ambas comunidades es muy diversa. Büsra Koruk Danko, es cajera, tiene 27 años, y sus padres son de origen turco. Nació en la República Turca de Chipre y actualmente vive en Kyrenia, ciudad costera de la zona turca. "Mis padres vinieron a Chipre tras la guerra en 1975, yo nací aquí, tengo nacionalidad turcochipriota", nos cuenta. Büsra confiesa  que se siente insignificante para el resto del mundo: "Todo el mundo se refiere a la zona griega como Chipre, pero la República Turca del Norte de Chipre nunca es mencionada, ya que muy pocos países la reconocen como tal; así que para el resto del mundo yo no soy nadie… Quiero que todos seamos chipriotas, y que vivamos en un único Chipre". Büsra explica que uno de los mayores problemas para los ciudadanos que ocupan la zona norte es el del pasaporte: "Yo tengo el carné de identidad del Norte de Chipre y pasaporte turco gracias a mis padres, por ello puedo viajar, aunque no a todas partes"; en comparación con el resto se declara a sí misma muy afortunada: "Tengo muchos amigos aquí que únicamente tienen el pasaporte o el carné de identidad del norte de Chipre,  y con ellos no pueden viajar al resto del mundo, solo pueden viajar a Turquía". La turcochipriota nos muestra sus deseos hacia la unificación de Chipre como un único país, y nos expresa sus miedos ante el porvenir de sus futuros hijos: "Quiero que seamos un único país. Un país real, no fantasma. Quiero que cuando me case con mi pareja, el mundo entero reconozca nuestro matrimonio. Quiero que mis hijos tengan un buen futuro. Quiero que la parte turca sea completamente europea". También comparte su deseo por que se consiga un acuerdo de paz entre las dos comunidades, y se olviden los errores del pasado: "Necesitamos vivir en paz, los turcos y los griegos no somos enemigos, somos vecinos"; añadiendo: "La República Turca del Norte de Chipre no puede ser un país, somos un país pirata". En relación con Turquía y su papel en el norte de Chipre, nos cuenta: "Turquía nos ha dado mucho, pero por otro lado nos ha quitado mucho más". Finalmente, concluye: "Quiero que el mundo reconozca mi país, no quiero que mis hijos vivan en una república fantasma". Büsra es una de los muchos ciudadanos que tienen esperanza y desean que algún día Chipre sea capaz de curar sus heridas internas, olvidar su pasado, y poder constituir un país fuerte, unido y equilibrado.
El psicólogo Arif Haydar, de 24 años, procedente de Azerbaiyán pero residente en Kyrenia desde hace cuatro años y con orígenes turcos; nos cuenta que se vino a vivir a Chipre porque considera que a pesar de ser un país pequeño tiene todo lo necesario para vivir bien. Arif reafirma continuamente su postura sobre la situación actual de Chipre, declarando: "Creo que mantener la frontera es lo mejor que se puede hacer. Ninguna de las dos zonas está dispuesta a compartir su territorio, y todos sabemos que los griegos sienten mucho odio hacia los turcos (…) Hubo una guerra de por medio, hubo sangre… No importa el tiempo que pase. Por supuesto me encantaría que no hubiese una frontera, pero es muy difícil o casi imposible romper el sistema que se ha establecido ". Además, hace énfasis en que las personas que nacen en Chipre son consideradas ciudadanos de la Unión Europea, y por tanto, tienen derecho a tener pasaporte europeo; sin embargo, los ciudadanos turcos y el resto de ciudadanos no tienen esa opción. Al respecto del papel que ha jugado la Unión Europea en este asunto desde la división entre las dos partes, cree que la Unión Europea no ha hecho nada para apaciguar el conflicto: "Creo que la Unión Europea no toma partido en este conflicto, ya que la República Turca del Norte de Chipre se encuentra bajo el gobierno turco". A pesar de esto, confiesa: "Llevo viviendo en Chipre cuatro años, y por suerte", refiriéndose al conflicto entre las comunidades greco-turcas, "he estado a gusto y no he vivido ninguna experiencia negativa al respecto, pero creo que todos han cometido sus errores y sus aciertos".
Dos comunidades, un mismo territorio, separadas y enfrentadas por brechas del pasado imposibles de curar hasta el momento, y por una frontera física y cultural construida por el miedo, la incertidumbre y el rencor. Algunos habitantes, como Büsra, sueñan y confían en vivir algún día en un país unido, sin conflictos, y reconocido en el mundo entero. Otros, como Arif, aunque desean lo mismo, ya han perdido la esperanza ante una posible solución y creen que la situación actual es la mejor opción. 


Bandera turca y turco-chipriota en la ladera de la montaña de los Pentadaktylos de cara a la parte sur de Chipre, la zona griega. Con la frase de Kemal Ataturk, primer presidente de la República Turca: "Un mutlu turkum diyene" (Feliz es aquel que dice "yo soy turco"). (Los Viajeros)


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